Las acciones de Tesla experimentaron un notable repunte del 3% este miércoles, un movimiento impulsado por las informaciones que sugieren que la próxima administración Trump planea dar prioridad absoluta al desarrollo de la robótica. Este giro político podría suponer un catalizador decisivo para el proyecto del robot humanoide Optimus, una de las grandes apuestas tecnológicas de la compañía. Fuentes cercanas a las conversaciones, citadas por medios estadounidenses, indican que el equipo de transición está valorando la firma de una orden ejecutiva el próximo año para acelerar la innovación en este campo, buscando consolidar el liderazgo tecnológico frente a potencias rivales como China.
El contexto político y la reacción del sector
Howard Lutnick, secretario de Comercio, ya ha mantenido encuentros con directores ejecutivos de empresas de robótica, expresando un apoyo firme para avanzar en el sector. Desde el Departamento de Comercio se subraya que tanto la robótica como la manufactura avanzada son piezas centrales para repatriar producción crítica a Estados Unidos. De forma paralela, el Departamento de Transporte prepara el lanzamiento de un grupo de trabajo especializado antes de que finalice el año.
El optimismo no se limitó a Tesla. Otros valores del sector registraron ganancias incluso superiores; Serve Robotics se disparó un 8%, mientras que Richtech Robotics saltó cerca de un 11%. Teradyne, por su parte, avanzó ligeramente un 1%. Los inversores han interpretado estas maniobras políticas, similares a las órdenes ejecutivas sobre Inteligencia Artificial firmadas recientemente, como una señal clara de que el entorno regulatorio será favorable para empresas que, como Tesla, están transicionando hacia modelos de negocio centrados en la automatización y la IA.
Avances en el proyecto Optimus
La compañía dirigida por Elon Musk ha mostrado recientemente las nuevas capacidades de su robot Optimus, que incluyen desde un trote ligero hasta una destreza manual mejorada. Actualmente, el desarrollo avanza hacia una tercera generación que promete mayor movilidad y funcionalidad en las manos. Aunque Tesla es conocida principalmente por sus coches, el mercado empieza a valorar cada vez más su potencial como una firma de robótica pura, especialmente tras confirmarse que la administración entrante busca acelerar el desarrollo de robots en suelo americano mediante decretos presidenciales.
La realidad del hardware: 150.000 millas en un Model 3
Mientras los mercados especulan con el futuro de los robots, los propietarios actuales de Tesla se preocupan por cuestiones más tangibles, como la vida útil de sus vehículos eléctricos. Al igual que ocurre con cualquier dispositivo a batería, la degradación es inevitable, pero un caso reciente ha arrojado luz sobre qué se puede esperar realmente a largo plazo. Una usuaria de California, conocida en YouTube como CallasEV, decidió someter a su Tesla Model 3 Long Range de 2018 a una prueba exhaustiva de salud de batería tras haber recorrido 150.000 millas (unos 241.000 kilómetros).
El vehículo no ha tenido una vida fácil. Ha circulado principalmente por el estado de Arizona, soportando temperaturas extremas que superan los 43 grados centígrados, un factor que habitualmente acelera el desgaste de las celdas energéticas. A pesar de estas condiciones, la propietaria destacó que el coche ha sido increíblemente fiable durante sus siete años de uso, manteniendo el paquete de baterías original.
El veredicto técnico tras años de uso intensivo
Para conocer el estado real de la batería, es necesario realizar un test específico accesible desde el menú de servicio del coche, proceso que requiere que la carga esté por debajo del 20% y que consume varias horas, ya que el sistema descarga y recarga completamente la energía para recalibrar los sensores. CallasEV inició el proceso con un 6% de batería por la tarde y obtuvo los resultados a la mañana siguiente.
Las cifras revelaron que, tras más de un lustro y una distancia considerable, la salud de la batería se situaba en un 79%. Esto significa que el coche retenía 58,5 kWh de los 74 kWh de capacidad útil original. En términos prácticos, la autonomía se redujo de las 310 millas iniciales a unas 240 millas por carga, lo que representa una pérdida de aproximadamente el 21%. Aunque la degradación es ligeramente superior al estándar debido al clima cálido, los datos se mantienen dentro de los rangos previstos para vehículos eléctricos con este nivel de kilometraje, demostrando que, con un cuidado adecuado, la tecnología actual puede soportar un uso intensivo durante años.