El regreso de Neymar a su club de origen, el Santos, está lejos de ser el cuento de hadas que muchos esperaban. El astro brasileño, de 33 años, se encuentra sumido en una profunda crisis personal y deportiva, marcada por las críticas a su estado de forma, un rendimiento irregular y la delicada situación de su equipo, que lucha por mantener la categoría en la Serie A de Brasil.
Una derrota humillante y la desesperación de un ídolo
El punto más bajo de la temporada llegó con la sonrojante derrota por 6-0 ante el Vasco da Gama. Tras el partido, un Neymar visiblemente afectado abandonó el terreno de juego entre lágrimas. El delantero no se escondió y afrontó las críticas con una honestidad brutal. “Estoy completamente decepcionado con nuestro partido. Siento una vergüenza increíble, nunca había vivido algo así en mi vida”, confesó a la prensa brasileña, añadiendo que “la afición tiene todo el derecho a protestar”. Su frustración fue tal que, al ser preguntado por un resumen del encuentro, sentenció: “Para resumir: fue una mierda”.
Un regreso a casa con más sombras que luces
Neymar volvió al Santos en enero de este año, tras finalizar su etapa en el Al-Hilal, con el objetivo de reencontrar su mejor versión. Sin embargo, su impacto ha sido limitado. En sus apariciones en liga, sus cifras son discretas para un jugador de su calibre, y el equipo se encuentra peligrosamente cerca de los puestos de descenso. Además, las lesiones, una constante en los últimos años de su carrera, volvieron a aparecer. Una dolencia en el isquiotibial le apartó de los terrenos de juego durante cinco partidos consecutivos, mermando aún más su capacidad para liderar al equipo.
El fantasma de las lesiones y la polémica de los campos sintéticos
El historial de lesiones de Neymar, que incluye una grave rotura del ligamento cruzado anterior y del menisco que le tuvo un año apartado, ha generado en el jugador una gran prevención. Esta preocupación ha desatado una nueva polémica, ya que se ha mostrado reacio a jugar en superficies artificiales por el riesgo que suponen para sus articulaciones. “Jugar en el Allianz Park (el estadio del Palmeiras) es prácticamente imposible para mí. Es una de las cosas que más me incomodan como jugador, independientemente de mis lesiones”, declaró Neymar, dejando claro que podría ausentarse de partidos clave para evitar riesgos.
En el punto de mira por su estado físico
A la crisis deportiva se suman las constantes dudas sobre su condición física. Durante un partido con la selección brasileña frente a Chile, las redes sociales se inundaron de comentarios que acusaban al futbolista de estar “gordo” y “fuera de forma”. Las críticas se centraron en una jugada en la que, completamente solo ante el portero, su remate se marchó desviado. “Neymar se parece a Ronaldo Nazário al final de su carrera”, fue uno de los comentarios más repetidos, en alusión a los problemas de peso que tuvo el legendario delantero.
La explicación del jugador: “La camiseta era talla grande”
Consciente del revuelo generado, Neymar no tardó en responder a través de su cuenta de Instagram. El jugador del Santos tiró de ironía para zanjar la polémica y aseguró que se encuentra en su peso ideal, atribuyendo la confusa imagen a una cuestión de vestuario. “La camiseta era una talla L. Estoy en mi peso, ja. En el próximo partido pediré una M”, escribió en una de sus historias. Esta no es la primera vez que se cuestiona su forma física; ya durante su etapa en el PSG, la prensa francesa criticó su “complicado regreso” tras unas vacaciones, señalando que estaba “sin peso en el juego del equipo” y “poco involucrado”.
